lunes, 28 de agosto de 2017

Hay tristezas que uno las tiene que pasar en soledad. Las ausencias son una, por ejemplo. 
Se te instaló ahí adentro sin pedir permiso, se quedó un rato, su presencia te daba paz, pero un día se fue sin avisar, te dejó un vacío enorme y nadie es capaz de ayudarte a entenderlo, ninguna persona te dice nada que ya no sepas.

Te duele el corazón, sentís como se estruja tu alma y nada más que el tiempo puede curar ese mal.
Los dolores son privados, y más los del corazón.