Te pedí que no te vayas. Te lo supliqué a través de
susurros, de gritos, de canciones y de mil maneras más, porque cuando no
estuviste tampoco estuve yo y tengo estar.
Grite que te necesito, susurre lo mismo y te dediqué una
canción tan hermosa que casi amé esa canción tanto como te ame a vos.
Apareciste, te pedí
que no te vayas y te fuiste.
Así son las cosas, pero sigo viviendo y ahora si estoy, creo.
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