sábado, 5 de abril de 2014

No me encuentro.

No me encuentro. No puedo definirme en estos momentos. Sé que no estoy feliz, eso lo tengo más que claro, pero tampoco estoy triste ¡Ni si quiera estoy en “neutro”! ¡No estoy en nada! ¡No estoy! Simplemente, no me encuentro.... Que frustrante.
¿Que estoy haciendo con mi vida? ¿Así la quiero pasar, sin encontrarme? No, obviamente no, pero el estar así te hace que todo te da igual, así que pensas en renunciar a la poca felicidad que te quedaba ¡Pero no! Una voz en tu cabeza interrumpe los pensamientos lúgubres... Es la voz de esa persona que en algún momento fue feliz, y aunque pensaste que no existía más, ahí esta, escondida, pero esta.
Ahora te encontras con dos opciones:
1) Escucharla e intentar que tu vida valga la pena.
2) Ignorarla, resignarte al sufrimiento, al dolor y a la melancolía.
Para una persona que este bien en estos momentos, la respuesta va a ser fácil, la 1. Pero para la persona que "no se encuentra" elegiría la 2, muy pocos la 1. Porque el estar así te hace un cobarde, resignarte es la salida fácil. 


Aunque yo, todavía no sé que quiero elegir.

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